Alti

Miradas Perdidas...

Por Akanyá                                     

...Entonces vi hacia el frente.  La tarde estaba fría, esperaba el autobús de siempre y empezaba a aburrirme; pero levanté la vista y el ventanal claro del café al otro lado de la calle comenzó a contarme una historia.

El también miraba hacia enfrente, viéndolo todo, menos a ella.  Ella movía los labios y dirigía sus pupilas hacia abajo.  Los ojos de él fueron de aquí para allá, mientras decía  algo.  Ella levantó un poco la mirada y la posó un breve instante sobre, me parece, la barbilla de él.  No tuvo tiempo de ver más arriba, pues se encontró con los ojos de  él;  y entonces volvió a ver la mesa.  Luego él miró hacia un lado, y un mesero apareció con una libreta, de esas de tres colores que traen papel carbón en medio.  El lo vio con seriedad, mientras hablaba.  Ella lo vio con timidez, ordenando también.  Ella observó cómo el mesero llenaba la taza de café, mientras el la miraba viendo el chorro caer en el recipiente.  Ella lo miró a él por una segunda vez, y el sol se encendió en sus mejillas.  El sostuvo la mirada.  Ella la desvió y vio hacia fuera, donde estaba yo.  Disimulé.  Vi otra vez al pavimento, y no pude distinguir ningún bus.  Volví a mirar de reojo.  El seguía observándola.  Ella lo vio de nuevo, y en sus ojos había una chispa; pero buscó otro lugar donde poner los ojos que no fueran los de él.  La mirada de él comenzó a cansarse, a preguntarse si valía la pena seguir.  Ella seguía buscando otro lugar a donde dirigir la vista.  El levantó los ojos al cielo, seguro de que ella no lo vería.  Entonces volví a escrutar el pavimento, y me encontré con el autobús de siempre.  Subí.  Me senté junto a la ventana, y entonces volví a verlos:  Ella miraba hacia fuera, y él miraba al mesero, mientras hacía una seña con ambas manos.  Vi entonces hacia el cielo, y la oscuridad me dijo que ya era tarde.

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